Ansiedad por Separación
Bajo el nombre de hiperapego se engloban una serie de síntomas que reflejan un estado fuerte de estrés en nuestro perro como consecuencia del alejamiento del dueño.
El término ansiedad por separación sería en un sentido más estricto sólo uno de los tipos de hiperapego que existen, pero se ha generalizado el uso de este término de forma que es el habitualmente utilizado para describir cualquier comportamiento de hiperapego.
Debemos entender primeramente que se trata de algo antinatural para un pero el verse separado forzosamente de su manada; como animales sociales gustan de la compañía de los suyos y nosotros somos para nuestro perro ese "uno más de la manada" igual que ellos son para nosotros uno más de la familia.
El problema aparece cuando el perro es o se ha vuelto más sensible de lo normal a la soledad y en ausencia del dueño se siente sometido a una sensación de tremenda angustia que le lleva a "desahogarse" con conductas liberadoras de la tensión.
¿COMO RECONOCERLA?
Por desgracia la ansiedad por separación suele ser muy fácil de reconocer ya que sus manifestaciones son siempre molestas para la convivencia con el hombre. Entre éstas podemos enumerar:
ladridos/aullidos
pérdida de la conducta higiénica en casa (micciones y/o defecaciones)
destructividad
Se trata, posiblemente, de uno de los trastornos más habituales y que más preocupan al propietario ya que la conducta del perro afecta directamente a la convivencia familiar.
El cuadro de conducta es muy variable, puede darse que un perro sólo muerda y rompa objetos pero que no ladre o bien que presente cualquier otra combinación de síntomas.
En los casos más graves pueden darse otros síntomas como salivación excesiva, vómitos, anorexia, depresión…
En cualquier caso habrá que distinguir siempre que es éste el origen del problema ya que estos comportamientos pueden deberse a otras causas (puede ser que un perro empiece a orinarse en casa debido a alguna alteración fisiológica, enfermedades, dominancia...;un perro puede destrozar la casa por hiperactividad o simple aburrimiento)
Si tenemos alguna duda podemos intentar contestar a estas preguntas:
¿El perro se muestra excesivamente cariñoso y apegado a nosotros cuando estamos en casa?
¿Rompe/ladra/aúlla sólo cuando se queda solo?
¿Nos sigue a todas partes por la casa?
Si se orina en casa ¿estamos seguros de que no le hemos dejado demasiadas horas sin sacarlo a que haga sus necesidades?
Si la respuesta ha sido afirmativa es probable que tengas un perro con ansiedad por separación.
También es habitual que centren su afán destructivo sobre puertas o arañen el suelo en un intento de fuga para seguir a sus dueños.
Deberá ser el conjunto de la conducta de nuestra mascota y no una suma inconexa de "síntomas" lo que nos lleve a diagnosticar la ansiedad por separación.
¿POR QUÉ APARECE ?
No es, en sí mismo, un problema de educación incorrecta. Se trata más bien de una mezcla de predisposición del animal y un trato familiar normal, pero incorrecto para este tipo de animales.
Desde luego el propietario puede prevenir la aparición de la ansiedad por separación con una educación adecuada, pero insistimos en quitarle culpa al dueño ya que no todos los perros desarrollarán la ansiedad por separación aunque no se les eduque de forma preventiva.
De momento no se ha podido probar una tendencia mayor en unas razas que en otras ni existe diferencia apreciable entre perros de raza o mestizos. Todos son potenciales candidatos a sufrir la ansiedad por separación.
Se desconoce también si se existe una predisposición genética para sufrirla y es, por lo tanto, heredable, o bien si se desarrolla exclusivamente a raíz de las experiencias vividas.
Puede darse el caso de que aparezca en un ejemplar adulto que no haya mostrado síntomas desde cachorro. De hecho no es infrecuente que sea una de las patologías que aparezcan durante la vejez.
Algunos ejemplares muy sensibles mostrar án este comportamiento aunque se les haya criado en un ambiente adecuado, también puede ocurrir que se trate de un ejemplar más estable emocionalmente pero que a causa de una relación inadecuada con el medio desarrolle esta alteración.
Por ejemplo puede surgir una brusca aparición de estos síntomas debido a alguna experiencia que para el perro haya podido ser traumática y que asocie a la ausencia del dueño. Es habitual que presenten esta sintomatología los perros que han sido abandonados o han tenido estancias desagradables en albergues o perreras. También es común que se desarrolle en perros que cambian mucho de ambiente familiar, incluso cuando éste haya sido siempre favorable (varios cambios de propietario pueden crear inquietud respecto a quedarse solo).
En ocasiones basta con un simple cambio en el domicilio habitual para que el perro empiece a angustiarse al verse solo en un sitio que es desconocido para él.
Cualquier perro puede sufrirla, pero será más fácil que la manifiesten aquellos perros muy activos o nerviosos, ya que tardarán menos que otros en dar muestras de su ansiedad.
Por último comentar que no se trata de un problema de disciplina, por lo que castigarle por haberse portado mal no solucionará el problema y sólo servirá para crearle más confusión. El perro no nos destroza la casa como venganza por haberle dejado solo, la idea de “planear una venganza” es totalmente humana, no tiene cabida en la mente de nuestro animal.
Tampoco debemos confundir dependencia con sumisión, la ansiedad por separación se da tanto en animales sumisos como dominantes.
PREVENCIÓN
Entre la etapa de socialización del cachorro y la etapa juvenil (entre las seis y las diez semanas de vida) es cuando se produce el proceso de desapego primario por parte de la madre: el cachorro empieza a ser rechazado por su madre. El cachorro empezará entonces a separarse de la figura materna y comienza a formar parte activa de su manada. Este nuevo vínculo con sus congéneres, de carácter jerárquico, se irá reforzando progresivamente durante la etapa juvenil.
Si el animal es cachorro, la madre es sustituida por el dueño en el momento de la adopción, de manera que debería ser éste el encargado de realizar correctamente el proceso de desapego.
Será necesario acostumbrar al perro a quedarse solo desde los primeros días que esté con nosotros. Estas primeras experiencias han de ser, por supuesto, positivas.
Al principio no hace falta que nos vayamos realmente de casa, podemos comenzar por rechazar sus acercamientos ignorándole cuando nos pide caricias o juegos. Esto no significa que de repente dejemos de jugar con nuestro perro, pero lo que sí es cierto es que los acercamientos deben ser siempre iniciados por nosotros, no le haremos caso si es él el que reclama nuestra atención.
El lugar asignado para que duerma debe estar fuera de nuestra habitación, será un lugar confortable y tranquilo para que se adapte con facilidad a dormir allí solo.
Si el perro ya tiene edad para salir a la calle podemos esperar a después del paseo, cuando vuelva cansado, para dejarle solo un breve espacio de tiempo. No debemos hacer modificaciones bruscas de sus costumbres. Por ejemplo, si normalmente está en casa con nosotros no debemos llevarlo al garaje cuando vaya a estar solo, se quedará mas tranquilo si el sitio es conocido y agradable para él.
Tampoco debemos dramatizar la situación y hacerle carantoñas antes de dejarle "no te preocupes, pequeñín, que en seguida volvemos...." estas muestras de atención inusuales son interpretadas por el perro como un preludio de que algo va a pasar, si a continuación le dejamos solo cuando esperaba más atenciones aprenderá a asociar la marcha del dueño con el fin de las caricias y los mimos. Es mejor mostrarnos indiferentes con el perro durante 20 minutos antes de la partida aproximadamente, para que el perro se relaje y se olvide de nosotros.
Al regresar a casa tampoco debemos exagerar las muestras de cariño, si el perro no muestra tendencia a la ansiedad por separación podemos saludarle y hacerle algunas caricias, pero sin mostrarnos especialmente efusivos. La intención es que no asocie nuestra marcha con pérdida de cariño y nuestra vuelta con una fiesta, ya que aprendería a estar expectante hasta nuestra llegada, y el tiempo que permaneciese solo en casa sería una larga espera, luego algo irritante, luego, quizás...ansiedad por separación.
Muchos cachorros lloran los primeros días cuando se ven solos en una casa que no conocen, lejos de su madre, de sus hermanos y de todos los olores conocidos. Es normal que llore, no hay que interpretarlo como ansiedad por separación, pero debemos evitar hacer caso a sus aullidos ya que aprenderá a llamarnos ("si lloro: vienen"), si eso ocurre los problemas con los vecinos están asegurados.
Todos los perros lloran para reclamar atención. Si les hacemos caso estaremos potenciando esta actitud. Si luego el perro tiene ansiedad por separación seguramente ladrará o aullará desconsoladamente.